MARCHE UNA CABALA

 

Arruabarrena quiere dejar a Tigre en Primera.

El Matador también se apoya en sus cábalas. ¿Una? Nada de pizza antes de los partidos. Es la única "masa" que no funciona en Tigre...

Cábalas tienen todos los equipos. Incluso, algún que otro rebelde, convierte en una cábala el no tener ninguna. Y no vaya a ser cosa que le hablen de aferrarse a un talismán o algo parecido... El fútbol y la suerte propiciada por algún pase mágico van de la mano, algunos en extremo, otro más light, nadie escapa a esa regla. Y Tigre tampoco. En la cancha no se ven detalles librados al azar, pero, por las dudas, siempre es mejor tener a mano aquello que no se puede palpar pero sí sentir. Por eso, antes de que el Matador enfrentara a Colón, el Vasco Arruabarrena casi manda a todos a la cama sin comer. ¿Qué pasó? Viernes a la noche y el plantel se disponía a comer una rica pizza pero el DT se interpuso, enérgico: "¡¿Cuándo comimos pizza un viernes?!". Obvio que aquella noche se cambió el menú y nunca más se pensó en la grande de muzzarella como alternativa.

Esta es la cábala más grupal, pero también hay otras individuales. Román Martínez, por ejemplo, da sus típicos tres saltitos sobre el mismo pie cada vez que entra a la cancha; antes de salir a la cancha, Echeverría le reza a una estampita del Sagrado Corazón de Jesús "que me regaló mi mamá cuando tenía seis años", dice; Cachete Morales decidió no pasar más por una peluquería en la previa de un partido, luego de estrenar corte de pelo con una derrota ("juró no cambiar el look hasta el final del torneo", reveló un allegado al enganche); y también Arruabarrena tiene la suya: de local usa la misma camisa, jean y zapatillas. Un rito efectivo como su equipo. O, tal vez, la efectividad de su equipo es por ese rito. Por lo pronto, la pizza sólo será para festejar...