Mariano Echeverría, 1,92; Javier Carrasco, 1,60. El más alto y el más petiso de Tigre, postal de un equipo que lucha a dos puntas. Y sueña con el premio doble.
Aunque parezca, no están imitando a Arnold Schwarzenegger y
Danny DeVito en una remake de la película “Gemelos”. Tampoco promocionan
una obra humorística. No. Mariano Echeverría, el más alto del plantel
de Tigre (1.92) y Javier Carrasco (1.60), el más bajito del grupo, son
un fiel reflejo del momento que está viviendo el Matador: mientras pelea
el título del torneo, con 35 puntos igual que Arsenal, los de
Arruabarrena se juegan sus últimas armas para mantener la categoría.
Allá, en lo más profundo. Dos polos opuestos, que se tocan, casi se
juntan.
Desde arriba, los de Victoria ven a Boca, Newell’s, Vélez y el resto de los equipos que quedaron en el camino al título. Desde abajo, luchan por arañar su continuidad en Primera. Y ruega que Atlético de Rafaela y San Martín (SJ) no consigan los tres puntos para evitar jugar la Promoción.
Así está la vida de Tigre hoy. En una punta y en la otra. Como el Flaco y el Duende que ahora se prestan para la producción de Olé . Bromean con la altura, se ríen, se divierten. Se sienten una postal en una semana inolvidable para ellos. Para todo el equipo. Aunque las risas no pueden despegarlos de lo importante: Tigre puede ser campeón el domingo y a la vez disputar la Promoción. “Es una lástima pero es la realidad. Hasta que no nos salvemos no vamos a poder pensar en otra cosa. Hoy, el título pasa a segundo plano”, cuenta el defensor aunque una cosa lleva a la otra. Porque para ayudar (no asegurar) su salvación, el Matador necesita ganar. Y si gana, se asegura el primer puesto. O sea, un desempate con Arsenal, en caso de que también se imponga en su partido frente a Belgrano.
Más allá de que aún no tiene la continuidad en Primera asegurada, Tigre mostró un cambio. Arriba y abajo, como reflejan Echeverría y Carrasco. “Ahora entendemos cómo jugar las finales”, dice el zaguero. Y no se equivoca. Porque cuando tuvieron que luchar con los rivales directos, no se achicaron: vencieron a San Lorenzo, a San Martín, a Olimpo, a Unión y empataron con la Crema (sólo perdieron ante All Boys). No fue así en el torneo pasado cuando obtuvieron resultado negativos ante los equipos que peleaban por la permanencia. Y cuando lucharon de igual a igual con los que luchaban arriba: derrotaron a Boca, a Newell’s y a Vélez. Justamente, sólo fueron vencidos por Arsenal (1-0 en la 7ª fecha), el otro líder del Clausura.
Y no hay que olvidar que para estar acá, a pesar de no estar salvados de todo, Tigre sufrió. Y aprendió. Porque en el Apertura 2009, con Diego Cagna como técnico y Rodolfo Arruabarrena como jugador, los de Victoria sumaron tan sólo ocho puntos en 19 duelos. Y lo pagaron caro. ¡Carísimo! Desde ese entonces, pelean por no abandonar la máxima categoría. “Salir campeón es lo mejor para cualquiera, pero venimos peleando desde hace 37 fechas por algo que no podemos olvidar”, analizó Javier García.
La prioridad en Victoria es zafar de la Promoción, pero a ningún jugador le escapa la ilusión del título. Por eso, el domingo tienen la gran oportunidad de meter un pleno, darse el lujo de hacer historia y festejar. Arriba y abajo.
Desde arriba, los de Victoria ven a Boca, Newell’s, Vélez y el resto de los equipos que quedaron en el camino al título. Desde abajo, luchan por arañar su continuidad en Primera. Y ruega que Atlético de Rafaela y San Martín (SJ) no consigan los tres puntos para evitar jugar la Promoción.
Así está la vida de Tigre hoy. En una punta y en la otra. Como el Flaco y el Duende que ahora se prestan para la producción de Olé . Bromean con la altura, se ríen, se divierten. Se sienten una postal en una semana inolvidable para ellos. Para todo el equipo. Aunque las risas no pueden despegarlos de lo importante: Tigre puede ser campeón el domingo y a la vez disputar la Promoción. “Es una lástima pero es la realidad. Hasta que no nos salvemos no vamos a poder pensar en otra cosa. Hoy, el título pasa a segundo plano”, cuenta el defensor aunque una cosa lleva a la otra. Porque para ayudar (no asegurar) su salvación, el Matador necesita ganar. Y si gana, se asegura el primer puesto. O sea, un desempate con Arsenal, en caso de que también se imponga en su partido frente a Belgrano.
Más allá de que aún no tiene la continuidad en Primera asegurada, Tigre mostró un cambio. Arriba y abajo, como reflejan Echeverría y Carrasco. “Ahora entendemos cómo jugar las finales”, dice el zaguero. Y no se equivoca. Porque cuando tuvieron que luchar con los rivales directos, no se achicaron: vencieron a San Lorenzo, a San Martín, a Olimpo, a Unión y empataron con la Crema (sólo perdieron ante All Boys). No fue así en el torneo pasado cuando obtuvieron resultado negativos ante los equipos que peleaban por la permanencia. Y cuando lucharon de igual a igual con los que luchaban arriba: derrotaron a Boca, a Newell’s y a Vélez. Justamente, sólo fueron vencidos por Arsenal (1-0 en la 7ª fecha), el otro líder del Clausura.
Y no hay que olvidar que para estar acá, a pesar de no estar salvados de todo, Tigre sufrió. Y aprendió. Porque en el Apertura 2009, con Diego Cagna como técnico y Rodolfo Arruabarrena como jugador, los de Victoria sumaron tan sólo ocho puntos en 19 duelos. Y lo pagaron caro. ¡Carísimo! Desde ese entonces, pelean por no abandonar la máxima categoría. “Salir campeón es lo mejor para cualquiera, pero venimos peleando desde hace 37 fechas por algo que no podemos olvidar”, analizó Javier García.
La prioridad en Victoria es zafar de la Promoción, pero a ningún jugador le escapa la ilusión del título. Por eso, el domingo tienen la gran oportunidad de meter un pleno, darse el lujo de hacer historia y festejar. Arriba y abajo.
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