Arruabarrena no se pone plazos, tiene fe en el equipo, pero otra caída dura sería clave para su determinación.
Las piñas le siguen pegando en el mentón. Cada partido que pasa, los golpes duelen un poco más. Se tambalea, le flaquean las piernas, pero no cae. Se le aguanta de pie a pesar de su corta experiencia y no piensa tocar la lona. Apenas tiró un par de ganchos que ilusionaron, pero quedó en la nada.
Sin embargo, el Vasco no es ingenuo ni testarudo. Sabe lo que sufrieron tras la campaña de ocho puntos con Diego Cagna (él estaba como jugador) y no quiere que se repita. Por eso, si bien no se pone plazos, sabe que queda poco hilo en el carretel para seguir tirando. Y una derrota dura (goleada o un equipo sin respuesta) esta tarde ante Deportivo Quito, en Ecuador (Sergio Massa arribó ayer por la noche) podría marcar el fin de su ciclo.
Con ocho fechas disputadas (cuatro empates y cuatro caídas), la guardia comienza a bajar y se hace difícil soportarlo. Pero Rodolfo Arruabarrena (con una efectividad del 50% en Tigre incluyendo esta mala racha) está intacto por dentro y se siente entero. "Está con muchas ganas y convencido de que lo va a dar vuelta", lo contaron a Olé desde su entorno.
¿Te quedás Vasco?
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